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Ubicado en la preciosa comarca del Maresme, Alella es un municipio que se distingue por su perfecta armonía entre la tradición, la historia y la naturaleza. A solo unos minutos de Barcelona, este pintoresco pueblo se ha convertido en un lugar de referencia para aquellos que buscan disfrutar de un ambiente tranquilo y relajado, con la comodidad de tener la capital catalana cerca. Su entorno natural, rodeado de montañas y viñedos, hace de Alella un destino ideal tanto para los amantes de la historia como para quienes buscan un respiro en la naturaleza.
La rica herencia arquitectónica de Alella es uno de los principales atractivos de este pintoresco municipio. En el centro de la localidad, la Iglesia de Sant Feliu d'Alella se alza como uno de los emblemas históricos de la región. Construida en los siglos XI y XII, esta iglesia románica es un ejemplo sobresaliente de la arquitectura medieval. Su estructura sencilla pero imponente transmite una sensación de calma y espiritualidad, siendo un lugar perfecto para reflexionar y admirar el paso del tiempo.
No muy lejos de la iglesia se encuentra Cal Marquès, una impresionante edificación classicista construida entre los siglos XVIII y XIX. Este edificio destaca por su elegancia y su aire neoclásico, y ha sido testigo de importantes momentos históricos para el municipio. Su presencia en el paisaje de Alella es imponente, y su arquitectura es un claro reflejo del esplendor y la influencia de los movimientos artísticos europeos que marcaron la época.
Alella también es hogar de Casa Alella o Casa de les Quatre Torres, una majestuosa residencia de estilo ecléctico construida en el siglo XIX. Con sus cuatro torres que dominan la estructura, esta mansión es uno de los edificios más emblemáticos del pueblo, y su singular diseño la convierte en un atractivo irresistible para los visitantes.
Otra de las joyas arquitectónicas de Alella es la Casa Consistorial d'Alella, situada en la Plaza de la Iglesia. Este edificio neoclásico-historicista refleja la importancia del municipio en la historia de la comarca y es un punto clave para entender su evolución. Con detalles ornamentales que dan testimonio de la riqueza cultural del lugar, la Casa Consistorial también alberga el ayuntamiento de Alella, convirtiéndola en el centro de la vida administrativa de la localidad.
Sin lugar a dudas, uno de los mayores atractivos de Alella es su tradición vinícola. El municipio ha sido durante siglos un referente en la producción de vinos, gracias a su clima privilegiado y a la excelente calidad de sus tierras. Cooperativa Alella Vinícola es una de las bodegas más representativas de la región, y su arquitectura modernista, diseñada por el arquitecto Jeroni Martorell i Terrats, le da un aire distintivo y único. La cooperativa ofrece a los visitantes la oportunidad de conocer de primera mano el proceso de vinificación y disfrutar de catas de los mejores vinos de la región, que reflejan la tradición vinícola de Alella en cada sorbo.
El Masia Museu Municipal Can Magarola, una antigua masía vinícola, alberga el Casal del Vi d'Alella, donde los visitantes pueden adentrarse en la historia del vino en la región. En este espacio se pueden descubrir objetos tradicionales que han formado parte de la vida diaria de los viticultores durante siglos. Además, los amantes del vino podrán degustar una selección de los mejores caldos locales, un verdadero viaje sensorial al corazón de la viticultura de Alella.
La cultura vinícola de Alella no solo se resume en sus bodegas, sino que forma parte de la vida misma del municipio. La influencia de los viñedos y el vino se percibe en cada rincón, desde los paisajes que rodean el municipio hasta las celebraciones populares que giran en torno a la cosecha y las tradiciones vitivinícolas.
Alella también conserva una serie de monumentos y lugares emblemáticos que reflejan su rica historia. La Cruz de Término d'Alella, situada en un rincón de la Plaza de la Iglesia, es una de las piezas más representativas de la arquitectura medieval de la región. Este monumento, de estilo gótico tardío, ha sido testigo de siglos de historia local y es un símbolo de la devoción religiosa de la comunidad.
En el municipio también destaca la Plaza de la Iglesia, un hermoso espacio rodeado de edificios históricos que se ha convertido en el corazón de la vida social de Alella. Aquí, tanto los habitantes como los visitantes pueden disfrutar de un ambiente tranquilo y acogedor, con cafeterías, tiendas y restaurantes que ofrecen lo mejor de la gastronomía local.
Además de su patrimonio histórico, Alella ofrece una naturaleza exuberante que la convierte en un destino ideal para los amantes del aire libre. Los viñedos que rodean el municipio proporcionan un paisaje pintoresco y sereno, donde los visitantes pueden disfrutar de caminatas entre los campos de uvas o hacer recorridos en bicicleta por las rutas que conectan Alella con el resto de la comarca del Maresme.
Los amantes del senderismo encontrarán en Alella una amplia variedad de rutas que atraviesan montañas y colinas, desde donde se pueden admirar impresionantes vistas del mar Mediterráneo y de la costa de Barcelona. Entre los lugares más destacados se encuentra el Parque Natural de la Serralada de Marina, un espacio protegido que ofrece una inmersión en la naturaleza y en la biodiversidad de la región.
Alella es el lugar perfecto para quienes buscan un equilibrio entre la tranquilidad de un pequeño pueblo y la cercanía a la ciudad. Con una excelente red de transportes, el municipio está perfectamente conectado con Barcelona, lo que permite disfrutar de sus ventajas sin renunciar a la serenidad de un entorno rural.
Los residentes de Alella disfrutan de la paz y la belleza de un pueblo lleno de historia y tradiciones, mientras que los visitantes tienen la oportunidad de descubrir sus viñedos, su arquitectura y su vibrante cultura local. Ya sea para una escapada de fin de semana, un día de senderismo por la montaña, o una visita para degustar los mejores vinos de la región, Alella tiene algo para todos. ¡Descúbrelo por ti mismo y enamórate de este rincón del Maresme!